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El mercadillo de Navidad de Zaragoza, artesanía de las tres provincias

  • Foto del escritor: Ignacio López
    Ignacio López
  • 2 ene 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 9 ene 2020


Recorrer el Paseo Independencia siempre es una buena idea. Una calle con más de 200 años de historia, paso obligado de zaragozanos y turistas, que en Navidad adquiere un carácter todavía más especial. Sus 565 metros de largo se tiñen de color, gracias a la iluminación con motivos navideños que decora cada una de las farolas. Además, este año se han colocado hileras de luces led que cruzan el paseo sobre la calzada y las vías del tranvía.


Al calor de la Navidad, también se ha instalado un mercadillo de artesanía en ambas aceras, desde la Plaza Aragón hasta la mitad del paseo. Se trata de 59 puestos de venta de pequeñas manufacturas y productores locales. Y es que el Ayuntamiento exige que al menos el 60% de los productos vendidos sean elaborados en Aragón. Es la primera vez que el mercado se instala en esta ubicación, ya que anteriormente se desarrollaba en el Paseo de Sagasta. El mercadillo permanece abierto desde el 4 de diciembre y hasta el próximo 6 de enero en horario de 10 a 22h. Cada comerciante, paga 516,17 euros al consistorio por el alquiler de la caseta, y un cánon de 298, 12 euros en concepto de utilización del dominio público para la venta.


Miel de Oz cuenta con más de 1000 colmenas repartidas por el Pirineo aragonés


Entre todos estos puestos, no podían faltar los de alimentación. Doce casetas están reservadas a productores de artesanía alimentaria, una ocasión para conocer más de cerca el producto de la tierra y a los artesanos detrás de ellos. Es el caso de Miel de Oz, en el que Rosa Blanca López-Blanco vende miel y productos derivados procedentes del Pirineo aragonés. "Tenemos más de mil colmenas repartidas entre Sierra de Guara, Valle de Tena, Benasque, Canfranc..., parte de nuestras colmenas están en la reserva de la biosfera de Ordesa-Viñamala, y cada zona nos da una flora que nos permite sacar distintos matices en nuestras mieles", explica la vendedora.


La miel producida en Aragón es de especial calidad, lo que Rosa Blanca relaciona con los campos de romero y tomillo de la tierra. Según datos del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, en 2014 Aragón contaba con 103000 colmenas, que producían 900 toneladas de miel al año, lo que representaba el 2'76% del total nacional. El 46'7 % de esta producción se destinaba a mayoristas, el 30% a cooperativas, el 13% a minoristas y el restante al consumo propio o venta del propio fabricante.


La miel es cada vez más usada como sustituto del azúcar, especialmente para la leche o el té, aunque también "para hacer recetas de bizcochos y guisos". En el puesto venden tarros de miel de distintos tamaños y aromas, jalea, y hasta productos para el cuidado de la piel elaborados a partir de la producción de las abejas. Pero eso no es todo, en la caseta Rosa Blanca también ofrece queso de Tronchón, procedente de este pueblo del maestrazgo turolense.


"El quesero no puede venir al mercado en estas fechas, así que hacemos un tándem de miel y queso sabe a beso", comenta entre risas Rosa Blanca. Este queso aragonés, que aparece incluso en El Quijote, ha estado en el centro de un pequeño litigio por el nombre: "un valenciano lo patentó como queso de Tronchón, pero no se pueden patentar los gentilicios", defiende Rosa Blanca, que explica que el conflicto está hoy en día en manos de las diputaciones.


Algunas procedencias de los productos del mercadillo de Navidad de Zaragoza / Elaboración propia

Más allá de rencillas por la denominación, asegura que este queso "se vende muy bien", y no es de extrañar después de probar la muestra que ofrecen en el puesto para que los viandantes lo caten. Entre cliente y cliente, Rosa Blanca aprovecha para charlar con Soledad Hernández, que vende en el puesto de Migarlo. Esta panadería, originaria de la Puebla de Alfindén, está especializada en los garrapiñados, barquillos y tejas.


"Es un negocio completamente artesanal y familiar. No tenemos tienda, así que es en las ferias donde la gente conoce la calidad de nuestros productos", explica Soledad. Muchos clientes les visitan al conocer el puesto de ferias anteriores. En el puesto, encontramos barquillos tradicionales, pero también con sabores innovadores como coco, limón o canela; entre otros productos de repostería artesanal.


La repostería de Migarlo y el pan de La Ginebrosa atraen cada día a decenas de personas


La panadería turolense también tiene cabida en la feria de Navidad. Ana Nogués vende en el puesto del Horno La Ginebrosa, procedente del pueblo homónimo. "Mucha gente conoce La Ginebrosa por la repostería, más que por el pueblo", dice. En esta panadería, trabajan de forma artesanal, incluso siguen empleando horno de leña. "Los panaderos se ponen a trabajar a las 12 de la noche para que a las 11 de la mañana tengamos pan en esta feria. Solo lo hacemos estos días porque sería imposible traer el pan durante todo el año", comenta.


La Ginebrosa también es una casa veterana en el mercado, al que lleva acudiendo por lo menos 10 años. "A la gente le encanta ver el movimiento y la alegría que da tener puestos", asegura la vendedora. Entre las especialidades del puesto están los mantecados, los bizcochos - allí llamados rápidos -, los almendrados - llamados suspiros - o las magdalenas. "El producto estrella son las tortas de alma, se nota que son artesanas y el horno de leña les da un sabor especial", explica Ana.


Las casetas del Paseo Independencia y la Plaza Aragón permiten poner en valor el producto local. En tan solo unos metros, podemos apreciar el producto artesanal de las tres provincias: una ocasión fantástica para dar el carpetazo definitivo a los ultraprocesados y darle una oportunidad a lo hecho en la tierra.


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