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La Confitería Echeto sigue al pie del cañón 100 años después de su apertura

  • Foto del escritor: Sonia Osed
    Sonia Osed
  • 4 ene 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 7 ene 2020

La pastelería se puede encontrar en el número 5 de la Plaza de la Catedral de Jaca y es una de las más antiguas de Aragón



Jaca es un lugar de paso y también de descanso para una gran cantidad de personas de diferentes puntos del país. Y es allí, en esta ciudad histórica, donde se encuentra una de las pastelerías más antiguas de Aragón, la conocida Confitería Echeto.


Un negocio que abrió sus puertas en 1890 con el abuelo del actual dueño, Lorenzo Echeto. Desde entonces y hasta nuestros días, es una afamada pastelería por la que diariamente pasan cientos de personas en busca de sus especialidades.


Un negocio generacional donde los haya


La familia Echeto ha tenido la gran suerte de querer seguir trabajando y mejorando la pastelería generación tras generación.


Todo comenzó en 1890 cuando la familia Echeto decidió abrir sus puertas. Puertas que han tenido que soportar años muy amargos a pesar de estar repletos de dulces y pasteles. Las dos guerras mundiales, la Guerra Civil, la hambruna y las muertes son algunos de los avatares que tuvo que presenciar esta casa pastelera.


Después de esa primera generación, en 1931, heredaron el negocios los padres de Lorenzo Echeto, el actual dueño y maestro pastelero quien, con tan solo 13 años de edad, tuvo que comenzar a adquirir las primeras habilidades pasteleras ya que su madre murió. Durante esos años, Lorenzo Echeto tuvo que ponerse al pie del cañón junto a su padre, el cual le enseñó lo que un negocio necesitaba para sobrevivir y lo que una pastelería debía de proporcionar a sus clientes. Tanto es así, que en 1981, cuando su padre falleció, heredó la que sigue siendo su pastelería aunque es su hija Teresa quien la administra y lleva la voz cantante del negocio. Según Echeto, “mi hija se parece mucho a su bisabuela la cual tenía mucho genio y agallas para llevar esta pastelería”.


Los caramelos “besitos” son su producto estrella

Son especialistas en elaborar jaqueses, condes, lacitos, coronitas de Santa Orosia… Sin embargo, su producto estrella son los caramelos “besitos”. Unos crocantes con miel y piñones que creó la abuela de Lorenzo Echeto hace ya unas décadas.

Todas estas delicias se preparan en la parte trasera de la tienda, donde solo algunos tienen el privilegio de poder echar el ojo entre los hornos y las harinas. En su interior, los pasteleros, con sus delantales y gorros de cocina, elaboran de manera artesanal y con ingredientes naturales cada uno de los dulces que luego venden.


Para estas fechas navideñas, la cocina se llena de roscones de reyes, troncos de San Silvestre o turrones, de los cuales preparan hasta 25 tipos diferentes. Según asegura Echeto, uno de los más vendidos es el turrón de yema tostada.


Pero a pesar de lo artesanales que son los dulces y la buena pinta que tienen, lo que hace característico a este negocio es la conservación de sus instrumentos y su decoración. Balanzas antiguas, cajas registradoras que siguen cobrando en pesetas, frascos, cuadros… Un verdadero museo digno de visitar.



Y partir de hoy: seguir


Echeto señala que Jaca es “difícil de llevar” en las épocas de poca afluencia de turistas. Hay tiempos con más beneficios y otros con menos pero que lo importante es “seguir pedaleando”.


El obrador del que disponen ahora es muy diferente al que había en 1890. Los hornos de leña han pasado a ser eléctricos y el modo de trabajo se va modernizando y adaptando a los tiempos. Sin embargo, a pesar de los cambios, el espíritu de esta pequeña pastelería del centro de Jaca sigue siendo el mismo.


“Este oficio es esclavo pero espero que sigamos en pie muchos años más”, concluye el maestro pastelero.


Y ahora que ya conocemos los secretos de este negocio, el siguiente paso será degustar todas esas delicias jacetanas.


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